Cuando hablamos de un detector volumétrico, nos referirnos a los diferentes tipos de sensores capaces de detectar y precisar el volumen de un objeto determinado. Es una definición bastante genérica y poco técnica para referirse a ellos.
Los sensores volumétricos son el mecanismo con el que la gran mayoría de los sistemas de alarmas de seguridad funcionan. Cuanto más ha ido avanzando la tecnología, más sofisticados y eficaces se han vuelto estos.
Aunque las estadísticas ofrecidas por el Ministerio del Interior confirman que el número de robos lleva varios años disminuyendo en España, cada vez más empresas, establecimientos y hogares instalan alarmas de seguridad. ¿Por qué sucede esto entonces, si los datos confirman que este tipo de delito es cada vez menos frecuente? En primer lugar, quizás extraer la conclusión que el mismo hecho de instalar un sistema de alarma y seguridad tiene un efecto disuasorio en los intrusos y ladrones. En segundo lugar, siempre es mejor prevenir que curar y, en este caso, siempre es mejor protegerse que lamentarse.
Los detectores o sensores volumétricos, tal y como su propio nombre indica, se encargan de detectar el volumen (el espacio que ocupa un cuerpo) de los objetos que están cerca suyo. De esta manera, si se instalan estratégicamente, ayudan a detectar posibles ladrones o intrusos.
Existe una variedad de sistemas de seguridad bastante amplia en el mercado (especialmente de interior) que utilizan tres tipos de sensores volumétricos.
Cada uno de ellos funciona de manera distinta y presenta una serie de ventajas y desventajas:
No es la primera vez que las luces infrarrojas son nombradas en este blog. Ya hemos hablado alguna vez de ellas en otras entradas y cómo se utilizan en cámaras industriales o cómo han resultado muy útiles a la hora de ayudar a la detección precoz de personas infectadas por CO-VID 19. Para entender un poco cómo funciona esta tecnología es necesario saber que, a partir de los 0 Kelvin, todos los cuerpos y seres vivos emiten radiación infrarroja. Debido a la temperatura corporal, algunos seres vivos y los seres humanos en concreto, emitimos bastante más radiación.
Los sensores volumétricos que funcionan por tecnología infrarroja detectan esto, de tal manera que hacen saltar los sistemas de alarma cuando hay una diferencia muy amplia entre la radiación del entorno y un ser que está cerca de dónde están instaladas. Es un mecanismo muy utilizado y comercializado por parte de las distintas empresas de seguridad que existen. Aunque cuentan con muchas ventajas (de ahí su popularidad), un cambio brusco en la temperatura del ambiente puede perjudicar a la hora de detectar posibles robos. Aun así, es un sensor muy recomendable y bastante eficaz.
El segundo mecanismo utilizado en los sistemas de seguridad es el del sensor con tecnología microondas. En este caso, para comprender su funcionamiento, hemos de hablar del efecto Doppler. Según la plataforma de aprendizaje de Física y Matemáticas FisicaLab, es “el fenómeno por el cual la frecuencia de las ondas percibida por un observador varía cuando el foco emisor o el propio observador se desplazan uno respecto al otro”.
Aplicado al mecanismo de detección volumétrica, las ondas que los seres emiten al moverse cerca del sistema de alarma, son detectadas por esta tecnología y avisa del peligro o del posible robo o intrusión. El principal problema de este sensor es que tiene un nivel de falsas alarmas bastante alto, por lo que puede no resultar tan eficaz o provocar más sustos de los que en realidad hay.
El tercer detector volumétrico es una combinación de la tecnología de infrarrojos y de microondas. Es la más utilizada de las tres opciones que ofrecen los sistemas de seguridad. No es de extrañar ya que suple las carencias que tienen los otros dos tipos de detectores utilizando la combinación de ambos. En este caso, la alarma sólo saltaría cuando hubiera un cambio brusco tanto en temperatura (por la radiación infrarroja) como en movimiento (por las microondas). Es por eso que resulta más fiable que las otras dos y se evitan más falsas alarmas.
A la hora de instalar sistemas de seguridad, la principal pregunta que se suelen hacer las empresas y los particulares es qué tipo de sensor es mejor para su caso. Esto depende de muchos factores: la localización del sistema de seguridad, el presupuesto a invertir, el entorno, las necesidades del comprador…
Es necesario hacer un análisis previo para tomar una decisión. Sin embargo, sí que es cierto que en entornos donde se necesiten sistemas de seguridad tanto internos como externos (como las fábricas y almacenes) los detectores de doble tecnología son más recomendables. En entornos más pequeños, como pueden ser una tienda o una oficina, un detector por infrarrojos o por microondas será más que suficiente.