La tecnología es un componente clave en cualquier industria cuyo objetivo sea mantenerse relevante y sobrevivir a los cambios del mercado. En busca de esta máxima operatividad y eficiencia, se deben aplicar soluciones integrales, que representen una ventaja competitiva.
Mediante la teoría de sistemas, estas soluciones integrales pueden funcionar en armonía con el ecosistema actual de la empresa y apoyar a múltiples procesos a la vez, por lo que su impacto es global.
Al incorporar el nivel operativo, estratégico y operacional en un solo esquema, pavimentan el camino hacia una transformación digital saludable.
Existe una amplia gama de conceptualizaciones sobre lo que debería ser una solución integral. Básicamente, es una implementación tecnológica que involucra las operaciones de una industria de manera horizontal, abarcando al nivel estratégico, logístico y de ejecución.
Este tipo de sistemas trabajan en coordinación con la maquinaria y el personal, tanto operativo como de administración estratégica, para proporcionar una gestión amplia de los procesos.
En algunas aplicaciones avanzadas, una solución integral puede incluso regular las operaciones de la maquinaria según ciertas variaciones de desempeño.
Este concepto puede adaptarse a una amplia gama de herramientas, muy valiosas para la implementación de estrategias y proyectos, medición de operatividad, integración de nuevos equipos, monitorización de políticas y la planificación a largo plazo.
La visión de la industria 4.0 se basa en una planta productiva de máxima eficiencia que implemente la inteligencia artificial y el Internet de las cosas (IIot) para crear estructuras colaborativas directas entre la tecnología y el personal humano.
Para que esta visión sea posible, es necesario que las implementaciones en cada área operativa sean escalables, adaptativas y que presenten soluciones a nivel de planificación.
Para ello, la comunicación entre los diferentes componentes y dispositivos es fundamental. Esta es una de las principales características de los sistemas de solución integral, en cuanto a su rol como herramienta de optimización y planificación en la industria eficiente del mañana.
¿Cómo es eso posible? Gracias a la visualización de las soluciones tecnológicas como elementos que afectan a todas las áreas operativas y no solo al sector donde se acoplan. Este paradigma sistémico es lo que le otorga el estatus de “integral” a una herramienta.
Ya que las soluciones integrales pueden llegar a ser muy amplias, debido a las peculiaridades de cada industria, se hace necesario puntualizar algunos conceptos comunes en ellas.
Planeación estratégica
Las soluciones integrales juegan un rol fundamental en cuanto a la ejecución o puesta en marcha de las estrategias, por lo cual, requieren de planes industriales previos para poder establecer los estándares de calidad bajo los cuales van a operar.
Establecimiento de metas
Para medir el avance en las operaciones es necesario establecer un objetivo final o una planificación a largo plazo, que sirva de horizonte unísono para toda la estructura de operación.
Límites de operación segura
Los sistemas integrales no son ajenos a las políticas de la empresa, después de todo, estas son las que determinan el importante “cómo” de la organización, sus niveles de seguridad, los protocolos, el cuidado en el uso de los datos, el tratamiento a los productos y la perspectiva del cliente.
Usualmente, los modelos de planificación estratégica son eficientes a la hora de formular objetivos, pero a la hora de la ejecución es probable que los mensajes, metas y objetivos se distorsionen a medida que van pasando de un departamento a otro, o visto desde diferentes ángulos en la estructura organizativa.
Los sistemas de implementación integral digital permiten difundir estrategias claras a todos los departamentos, adecuando el lenguaje y la información a las competencias de cada uno para facilitar la gestión de cada tarea.
Para ello, estos sistemas cuentan con un entramado de KPIs (medidores de desempeño o variables de desempeño), acciones a ejecutarse y el personal a cargo de cada tarea.
En implicaciones avanzadas, el personal de planificación puede recibir y procesar datos de la maquinaria y hacer proyecciones puntuales gracias a la implementación de la inteligencia artificial, optimizando el tiempo y esfuerzo invertido en cada acción.
Las operaciones logísticas dependen casi exclusivamente de la planificación y la coordinación de trabajo para que las operaciones de final de línea de producción, almacenamiento y despacho se ejecuten correctamente.
Cualquier retraso en la planificación logística simboliza cuantiosas pérdidas, desperdicio de recursos y una potencial valoración negativa de proveedores y consumidores.
Es por ello que las soluciones en esta área se hacen tan atractivas.
La implementación de sistemas integrales de gestión logística, permiten a las industrias centralizar el funcionamiento de la maquinaria pick and place, transporte y almacenamiento. Todo en base a objetivos, para que cada actividad se ejecute de manera conjunta y armoniosa.
De esta manera, esta tecnología puede promover la automatización eficiente que asegure el cumplimiento de estrictos plazos de entrega, ciclos de distribución y aprovisionamiento, con esfuerzo mínimo.
Los sistemas integrales se basan en las funciones colaborativas, ya sea entre dispositivos autónomos con inteligencia artificial o maquinaria-persona para gestionar la puesta en marcha de cualquier proyecto, mientras miden sus niveles de eficiencia.
De esta manera, es posible hacer un seguimiento de la ejecución de las actividades de un área en particular o de toda la organización en tiempo real, siempre y cuando se tomen en cuenta las variables necesarias.
Como hemos mencionado en principio, la incorporación de un nuevo sistema dentro de un sistema mayor no sigue las leyes de la sustitución simple, sino que se entretejen como si incorporara un órgano nuevo a un cuerpo humano.
Dicho de otra manera, la transformación digital requiere que los nuevos sistemas a incorporar cumplan con algunos niveles de integración, algo que está presente en las soluciones integrales.
La interconectividad es la capacidad fundamental de un sistema para operar en coordinación con otros sistemas, recibir, procesar y transferir información adecuada y útil, mediante canales óptimos.
La interoperabilidad permite a los sistemas trabajar en conjunto para el cumplimiento de múltiples objetivos o el mismo, lo que reduce de manera significativa el esfuerzo necesario para ejecutar las tareas, a la vez que reduce las incidencias o posibles fallos de ejecución. Esta propiedad se suele llevar a cabo gracias a los sistemas integrales.
Para que todos los sistemas, departamentos, equipos y personal humano puedan trabajar adecuadamente beneficiándose de los esfuerzos mutuos debe existir una consistencia semántica, es decir, la información que cruza de un área a otra debe poder interpretarse adecuadamente por cada elemento del sistema.
La integración convergente es la visión última de los sistemas integrales, se requiere de todos los niveles y características de integración previos para poder concebirse.
Se trata de operatividad a través de recurrencia, donde los sistemas funcionan como gestores universales o parciales de los procesos, dando información útil al personal humano y a la maquinaria haciendo el papel de puente digital entre ambos.
Existen muchas ventajas asociadas a la aplicación de un sistema de este nivel, principalmente:
La definición de solución integral puede llegar a ser muy amplia, abarcando incluso a elementos de hardware exclusivos, pero existen aplicaciones más simples e intuitivas cuya adaptabilidad las hace útiles para cualquier sector. Algunos ejemplos de esto pueden ser:
Estas están lejos de ser todas las variantes, pero son buenos ejemplos de soluciones integrales.