Se consideran almacenes inteligentes a la evolución de los almacenes automáticos. Esto sucede porque utilizan maquinaria automática e independiente, softwares de gestión y tecnologías como el Big Data para ser más eficientes y más productivos a la hora de almacenar bienes y productos, preparar pedidos o recibir mercancías. Las grandes multinacionales como Amazon o empresas que se dedican al almacenamiento y la logística cuentan desde hace tiempo con almacenes inteligentes en sus centros logísticos.
¿Por qué estos centros son más eficientes que otros? Porque utilizan la tecnología para automatizar las tareas más repetitivas e improductivas de un almacén, de tal manera que ahorran tiempo a los operarios y a los trabajadores para que lo dediquen a otros deberes que añadan valor al bien final.
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Traducidas las siglas al español, hablamos de un SGA o sistema de gestión de almacenes. Son programas informáticos diseñados para gestionar la operativa de un almacén. Las funciones más importantes que deben de cumplir los SGA son la gestión de entradas, la gestión de ubicación de las unidades de carga, la gestión de flujo de mercancía y la gestión de salidas.
El Internet Industrial of Things no es otra cosa que la aplicación del Internet de las Cosas al sector industrial. Se trata de tener conectados mediante redes los dispositivos inteligentes que hay en el almacén. Con esto, la toma de decisiones es más rápida, se facilita el mantenimiento predictivo y preventivo de la maquinaria y se mejora la seguridad industrial.
Son dispositivos automáticos e independientes de tamaño pequeño o mediano. Están hechos de tal manera que trabajan en armonía con la plantilla de las empresas y les asisten en sus distintas tareas. Los robots colaborativos o “cobots” suelen ser ligeros, flexibles y fáciles de instalar y manejar. Añaden la resistencia y la precisión que, sumadas a la flexibilidad y a la capacidad de resolver problemas del ser humano, se convierten en un tándem perfecto para los procesos de producción y de almacenamiento de las empresas. Además, al ser tan sencillos de programar, los robots colaborativos se convierten en herramientas muy dinámicas capaces de cubrir varias áreas de la producción y ahorran muchos costes a las empresas.
Los AMR (Autonomous Mobile Robots) y los AGV (Automatic Guided Vehicle) son vehículos que facilitan el trabajo de transporte en los almacenes inteligentes, haciendo que tareas como el traslado de mercancía dentro del centro logístico sea más rápido y menos costoso físicamente. Podríamos resumir que los AMR son una evolución de los AGV, que han sido utilizados en la industria durante los últimos 50 años.
La principal diferencia que ha supuesto la evolución de uno respecto al otro es la autonomía y la flexibilidad, ya que los primeros no necesitan de una guía externa como un cableado o un sensor para que puedan desarrollar sus movimientos. Los AMR tienen un software de navegación que les permite elegir y dirigir su camino. De esta manera, son más adaptables a los posibles cambios que necesiten los procesos de almacenamiento que surgen como consecuencia, por ejemplo, de un aumento de la demanda de un producto o de imprevistos de última hora.
Se trata de sistemas novedosos que permiten tener un control interior de la mercancía de los almacenes inteligentes. Gracias a esto, es posible comprobar si el interior del paquete coincide con el pedido asociado. Además, se puede manejar de manera más eficaz los problemas e inconvenientes relacionados con el stock.
Principalmente, los almacenes inteligentes permiten a las empresas ahorrar tiempo en los procesos de montaje, también les permite economizar en costes gracias a la automatización y les posibilita más desahogo a los trabajadores y evita muchos accidentes laborales.
Cuando se cuenta con almacenes inteligentes se esquiva la especialización de las tareas y se fomenta que todos los operarios tengan más conocimientos de todas las fases de la cadena de producción. Sin embargo, la desventaja más importante es que la inversión económica para poder organizar un almacén inteligente es muy alta como para que algunas PYMES lo puedan costear.